La marca Huguenin, originaria de Suiza, tiene una historia que remonta sus raíces al siglo XVIII, con una tradición profundamente arraigada en la alta relojería y la innovación técnica. Abram Louis Huguenin, nacido en 1733 en Neuchâtel, fue una figura clave en esta dinastía relojera. Reconocido por su maestría, trabajó como director de una fábrica real en Berlín en 1765, y tras su cierre en 1770, continuó diseñando relojes de lujo en Suiza y Alemania. Su legado perduró, destacándose por fabricar relojes de bolsillo para la realeza y nobles europeos.
Innovación y legado técnico
Durante el siglo XIX, Huguenin marcó un hito al desarrollar relojes de bolsillo con segundero saltante o fraccional, una innovación que mejoraba la precisión en la medición del tiempo. Este avance técnico fue una muestra de la dedicación de la marca a la excelencia. Además, se destacaron por el uso de mecanismos de anclaje visible, espirales Breguet y materiales de alta calidad como el oro grabado y la plata en sus cajas y esferas. Estas piezas no solo eran funcionales, sino también obras de arte, apreciadas por su diseño y detalles victorianos.
El resurgimiento en el siglo XXI
En 2009, la marca Huguenin fue reorganizada para mantener vivo su legado y adaptarse a los nuevos tiempos. Aunque hoy en día no tiene la misma prominencia que en su apogeo, sus piezas vintage continúan siendo altamente valoradas por coleccionistas y amantes de la relojería. Los relojes Huguenin son vistos como símbolos de tradición suiza y artesanía relojera, combinando su rica historia con la elegancia atemporal.
Huguenin es un ejemplo perfecto de cómo una marca histórica puede preservar su identidad, dejando una huella indeleble en la relojería y cautivando a generaciones de apasionados por los relojes de calidad.
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